viernes, 8 de marzo de 2013

Oda a Roosevelt



Nº 17 Oda a Roosevelt de Rubén Darío

Me gusta que la poesía y la actualidad se unan, con la muerte de Chaves y tanto de hablar del bolivarismo me han recordado este poema, del libro Cantos de Vida y Esperanza, sin duda el más interesante y manejable de Dario. Su lenguaje se naturaliza un poco más y acaba siendo más accesible, pero sin dejar de ser Dario:
miles de referencias, un verso muy cuidado, una cadencia hímnica. Dario también se vuelve mucho más político, más esperitual y un poco menos esteta en el sentido de preciosista. Aunque el poema adolece de cierta ingenuidad, ese tú contra el nosotros, espiritualidad frente a progreso, el poema consigue desde esa misma ingenuidad que la crítica destile cierta admiración. 




Es con voz de la Biblia, o verso de Walt Whitman
que habría de llegar hasta ti, Cazador,
primitivo y moderno, sencillo y complicado,
con un algo de Washington y cuatro de Nemrod.
Eres los Estados Unidos,
eres el futuro invasor
de la América ingenua que tiene sangre indígena,
que aún reza a Jesucristo y aún habla en español.
Eres soberbio y fuerte ejemplar de tu raza;
eres culto, eres hábil, te opones a Tolstoi.
Y domando caballos, y asesinando tigres,
eres un Alejandro-Nabucodonosor.
(Eres un profesor de Energía
como dicen los locos de hoy)
Crees que la vida es incendio,
que el progreso es erupción,
que en donde pones la bala
el porvenir pones.
No.
Los Estados Unidos son potentes y grandes.
Cuando ellos se estremecen hay un hondo temblor
que pasa por las vértebras enormes de los Andes.
Si clamáis, se oye como el rugir del león.
Ya Hugo a Grant lo dijo: las estrellas son vuestras.
(Apenas brilla, alzándose, el argentino sol
y la estrella chilena se levanta... ) Sois ricos
Juntáis al culto de Hércules el culto a Mammón,
y alumbrando el camino de la fácil conquista,
la Libertad levanta su antorcha en Nueva York.
Más la América nuestra, que tenía poetas
desde los tiempos de Netzahualcóyotl,
que ha guardado las huellas de los pies del gran Baco,
que el alfabeto pánico en un tiempo aprendió;
que consultó los astros, que conoció la Atlántida
cuyo nombre nos viene resonando en Platón,
que desde los remotos momentos de su vida
vive de luz, de fuego, de perfume, de amor,
la América del grande Moctezuma, del Inca,
la América fragante de Cristóbal Colón,
La América católica, la América española,
la América en que dijo el noble Guatemoc:
"Yo no estoy en un lecho de rosas"; esa América
que tiembla de huracanes y que vive de amor,
hombres de ojos sajones y alma bárbara, vive.
Y sueña. Y ama, y vibra, y es la hija del Sol.
Tened cuidado. ¡Vive la América española!
Hay mil cachorros sueltos del León Español.
Se necesitaría, Roosevelt, ser, por Dios mismo,
el Riflero terrible y el fuerte Cazador,
para poder tenernos en vuestras férreas garras.
Y, pues contáis con todo, falta una cosa: ¡Dios!

2 comentarios:

  1. Es un poema grandioso y no me parece, en absoluto, ingenuo.

    ¡Qué alegría me da que vuelvas por aquí!

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  2. Hola José María,

    aunque entiendo ese final como materialismo frente a esperitualidad: "Y, pues contáis con todo, falta una cosa: ¡Dios!"

    yo lo veo un poquillo ingenuo. De todas formas tiene cosas geniales y por eso lo he puesto. Por curiosidad cuál es el libro de Dario que más te gusta? Yo casi que creo que Prosas Porfanas. un abrazo

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